Cumple tus sueños

Reflexionamos sobre la importancia de ir en busca de nuestros sueños y no abandonarlos. ¿Cuál es el tuyo? Los astronautas nos conmovieron cuando pisaron la Luna de forma especial porque era algo extraordinario, algo que pocos creían posible. Y de verdad llegó a nuestros corazones porque significaba ir más allá y conseguir ese sueño que aparentemente nos superaba.  Y digo yo, ¿acaso no es racional cumplir nuestro sueño, intentar conseguir aquello para lo que sentimos que estamos hechas? Sin embargo, a veces nos olvidamos de que hay algo para lo que en realidad respiramos. Y quizá no sea nuestro destino conseguirlo, pero sí es seguro nuestro destino buscarlo. Un hombre con un objetivo es un hombre completo decían los clásicos. ¿Y una mujer? Es importante que renovemos nuestros propósitos en la vida. ¿Qué objetivos quieres cumplir? Apunta hacia ellos. No os planteo la modernidad, la altura de miras, ni siquiera la aparente conveniencia de nuestras verdaderas aspiraciones. La medida de cada una, de cada mujer, está en el empeño por conseguirla y en la aceptación de esa meta como propia, solo ahí. Si quieres ser una madre trabajadora, una princesa de cuento o una piloto de combate no importa, no hay diferencia, ni mayor virtud entre una u otra aspiración. Lo que sí importa es si afrontamos y aceptamos lo que queremos, si luchamos por ello o no , si racionalizamos y lo negamos, o si nos autodesvaloramos para no afrontarlo, si nos juzgamos al reconocer nuestros propios sueños. Recordemos los propósitos que hicimos cuando iba a comenzar el año, los que cuentan, los de verdad, los que nos autoimpusimos con una mezcla de solemnidad y nerviosismo soñador. Eran así de solemnes e ilusionantes porque de alguna manera estaban conectados a nuestro gran plan, a nuestro sueño-objetivo. ¿Nos da miedo conseguirlo?, ¿fracasar? De lo único que hay que tener miedo es del miedo. Porque el miedo lo único que hace es separarnos de nuestros sueños, de lo que queremos para nuestra vida y nuestra alma; es el gran traidor. Con la visualización y la manifestación de nuestros objetivos no solo aprendemos a conseguir lo que queremos, también aprendemos sobre nosotras mismas, crecemos, aprendemos a superar nuestros miedos, nos hacemos mejores mujeres; nos hacemos las mujeres que siempre hemos querido ser, las que somos en realidad.