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lunes, 28 de mayo de 2012


¿Lista para pasarte a la slow cosmética?

La belleza y la slow cosmética suponen una vuelta a lo esencial y a lo natural. Un concepto que invita, pues, a descartar los productos habituales –a base de químicos– y a sustituirlos por otros de origen biológico. Pero ¿por qué? Porque “nuestra piel puede prescindir de estabilizantes, colorantes y conservantes”, afirma el experto en belleza Julien Kaibeck en un libro Adoptez la Slow Cosmétique.
En él, Kaiback –nacido en Bélgica, donde imparte cursos de aromaterapia– enseña a leer las etiquetas de los productos y a desenmascarar los ingredientes que utilizan; asimismo ofrece algunas recetas para adoptar una cosmética “casera”, más slow.
El objetivo de la cosmética slow no es transformar a cada consumidora en una militante anti productos tradicionales, sino incitarlas a que se vuelvan más curiosas y críticas respecto de la composición de aquello que se aplican cada día sobre el rostro. Y es que, con las sospechas en torno al riesgo que comportan las sales de aluminio o los parabenos, por ejemplo, es difícil no estar alerta.
Sin embargo, las grandes marcas continúan desarrollando técnicas y fórmulas cada vez más avanzadas para seducir a las clientas, lo que preocupa a Kaibeck: “El objetivo principal de la cosmética es responder a la necesidad primaria de la piel: la hidratación. Ésta se hace, sobre todo, desde el interior”. Para las mujeres que desean darle a la piel algo de glamour y sensualidad, Kaibeck tiene una respuesta: “Es posible embellecerse, perfumarse, luchar contra los efectos de la edad sin recurrir a procedimientos químicos”. El experto arremete contra la industria clásica, que, según él, bajo el pretexto de aportar enormes beneficios para todo tipo de pieles, envuelven sus productos en campañas de marketing y los colman de compuestos químicos. “Un cosmético de 50 ml no debería nunca costar más de 60€, y si lo vale es por puro marketing”, denuncia.


Una revolución lenta

Pasarse a la slow cosmética no es algo que deba hacerse de manera precipitada. Lo mejor es empezar informándose sobre los ingredientes que contienen nuestros productos preferidos, ya que el objetivo es apostar por productos que respecten tanto nuestra piel como el medioambiente. “El impacto ecológico, psicológico y económico es muy fuerte –recuerda Kaibeck–, de ahí la idea de que otra cosmética es posible”. Una biológica y natural que ofrece cuidados seguros y eficaces.
Kaibeck resume los cuatro puntos característicos de la cosmética slow:
- Una cosmética inteligente que responde a las necesidades reales de la piel, aportándole ingredientes vivos y naturales, más que ingredientes inactivos (aceites minerales, siliconas) sobre los cuales desconocemos los efectos a largo plazo.
- Una cosmética llena de sentido común que no promete lo imposible y que no incita a multiplicar los cuidados.
- Una cosmética natural y ecológica que haya sufrido la menor transformación posible.
- Una cosmética que invite a sentir placer sin recurrir a aromas sintéticos, a envases ultra atractivos ni a modelos retocadas con Photoshop.
Si tienes ganas de pasarte a una cosmética más natural y respetuosa de tu piel, entonces únete a la tendencia de la cosmética slow.